“Neptuno-Arazatí: mis colegas demostraron fehacientemente que este proyecto es inútil y carísimo”.


Daniel Panario, director del Instituto de Ecología y Ciencias Ambientales, Facultad de Ciencias, Udelar

Desde el ámbito científico se ha insistido en más de una ocasión en que Neptuno-Arazatí es un mal proyecto. ¿Podría explicarnos por qué esto es así?

Está absolutamente probado que va a ser de muy poca utilidad en condiciones de estrés hídrico. Por varias razones, en primer lugar, porque cuando tenemos estrés hídrico en el río Uruguay, el Río de la Plata muchas veces tiene poca agua, poco caudal que viene de sus afluentes, con lo cual el agua salada entra profundamente, eso no ocurre en veranos lluviosos, pero es cuando no lo necesitamos. En ese sentido el río Santa Lucía alcanza y sobra. Podemos decir que cuando Arazatí se precise no va a estar.

Ahora bien, supongamos que hacen un pólder. Además de seguramente contaminar las napas freáticas de la zona –es un acuífero importante–, van a inundar tierras fértiles y fertilizadas. El problema no es la cantidad de tierra que se va a inundar, en principio no es importante. Lo que ocurre es que la primera respuesta que tienen estas tierras fértiles y fertilizadas es llenarse de cianobacterias. Entonces, ¿qué van a hacer cuando se precise esa agua, siendo que el agua del Río de la Plata es salada? Van a tener que tirar lo que juntaron, por las cianobacterias, y cargar agua nueva. Eso no soluciona nada porque las cianobacterias tienen la posibilidad, y normalmente lo hacen, de decidir a qué altura de la columna de agua se encuentran, y, eventualmente, si tiran el agua, ellas se van al fondo, quedan en el barro y cuando cargan de vuelta aparecen. O sea, ese supuesto pólder, que no es tal, sino una laguna excavada, no da para nada. No se va a poder usar porque los niveles de cianobacterias –por lo tanto, de cianotoxinas– son más altos de lo que pueden depurar las plantas de tratamiento.

No va a servir prácticamente nunca y vamos a gastar, a lo largo del tiempo, 900 millones de dólares para darle dinero los privados, que quieren privatizar una parte del sistema de potabilización de agua de la mano de la entrega a la población. Esto parece inconstitucional, pero yo no soy abogado.

Ante esos posibles problemas, ¿el proyecto Casupá ofrecería alguna ventaja?

Hay una diferencia enorme entre el proyecto Neptuno –que ya por llamarse así huele a sal– y Casupá, de menor magnitud y que tendría las mismas posibilidades de cubrir por muchos años cualquier déficit que se genere. Por otra parte, los especialistas en el tema de agua, varios meses antes de que se produjera la crisis y previendo que se iba a producir, sacamos un manifiesto con 13 medidas que podían tomarse para paliar la problemática. De esas medidas propuestas, no se tomó ninguna. Solo a último momento la Intendencia de Montevideo hizo pozos, porque Montevideo tiene acuíferos y dieron buen resultado, pero no estaban en condiciones de ser conectados con OSE porque la tendencia de esta es a centralizar todo el abastecimiento. Los ingenieros de OSE preferirían manejar todo el Uruguay con una computadora en su escritorio. Pero las cosas no son así en aspectos estratégicos.

¿Es el agua un asunto estratégico?

Efectivamente. Recordemos que Fernández Huidobro había dicho en su momento que, si se contaminaba severamente el rio Santa Lucía, marchábamos. Eso es así porque está todo centralizado. Hace falta una buena dosis de descentralización. Yo vivo en San Luis, por ejemplo, y no tengo por qué tomar agua de Montevideo, la gente de Parque del Plata y la Ciudad de la Costa, tampoco. Tienen el Solís Chico, la Laguna del Cisne, el arroyo Pando y una cantidad de fuentes de agua que se podrían utilizar. Con el Pando lo que hicieron fue abandonarlo, además de que tenía una fuente potabilizadora, y mandan agua a la ciudad de Pando desde Montevideo.

Esa actitud es suicida. También tienen que arreglar las pérdidas. Uruguay tiene casi un récord de pérdidas. Ya tuvo el primer récord por la primera conexión de agua potable, como ciudad, en toda América Latina. Bien, fantástico. Ahí tengo una foto que muestra las carretas con bueyes llevando los caños. Eso lo hicimos en el siglo XIX, fue fantástico, pero ahora está todo roto, por lo tanto, se pierde mucha agua. Entonces vamos a gastar 900 millones de dólares para mandar una cantidad de agua que quedaría para un tercio de la población de Montevideo, de la cual se perdería la mitad, entonces ya sería para un sexto de los habitantes.

¿Cómo se explica, entonces, que se insista con el proyecto Neptuno-Arazatí?

Es una cosa absolutamente absurda. Calculo que debe ser un negocio para algún malla oro al que se le deben favores o vaya uno a saber. La verdad es que no entiendo mucho. Realmente me cuesta entenderlo, porque además están desesperados, se va a hacer sí o sí. Eso fue rechazado como proyecto en la década de los años 70, por primera vez, pero, bueno, Arturo Castagnino lo quiere llevar adelante desde aquella época y ahora se va a sacar las ganas, aparentemente. Algún interés tendría o debe tener. En los hechos, es absolutamente un disparate.

Pero hay algo más que quiero agregar. El agua siempre tiene un poquito de sal en esa zona, es imposible sacarla toda porque estamos en el Río de la Plata y la marea entra. Por alguna razón, cuando volvieron a dar agua que tenía los cloruros y el sodio en los niveles adecuados, la ministra de Salud Pública no dijo que fuera agua potable. Pasó los datos de cloruro y sodio, pero no dijo que fuera agua potable. Entonces me preocupé y empecé a averiguar qué pasaba.

Encontré que habían hecho análisis de las cañerías y había bromoformo, que es un trihalometano cancerígeno. Había en las cañerías tres veces más que el valor máximo aceptable. Por eso no era agua potable y no lo dijo, por supuesto. No porque alguien tome dos o tres días se va a agarrar cáncer, pero en los hechos lo que sí demuestra es que cuando el agua está con la salinidad adecuada y sin cianobacterias que la hagan impotable, igual tiene bromoformo y por lo tanto no es potable. El problema es que no se puede sacar fácilmente, requiere tratamientos especiales, mucho más caros que los que se usan en Uruguay. Y parece que no importa eso, total lo vamos a pagar nosotros en la tarifa. Es descomunal.

Y el ministro de Ambiente dice que se va a hacer de todas maneras, sí o sí. O sea, el ministro se arroga el derecho de hacer algo perjudicial para el medioambiente con tal de conseguir la obra. Es una cosa realmente insólita, es escandalosa.

Parece que de alguna manera lo político excediera los argumentos científicos en este caso.

Hay algo que les importa más que los argumentos científicos. Acaba de salir un comunicado de los técnicos excelentes que tiene el Ministerio de Ambiente diciendo que a las autoridades no les importa el ambiente. Es terrible. Sería un escándalo en cualquier país del mundo. Lo que pasa es que acá, como tenemos un escándalo detrás de otro, ya estamos acostumbrados. Pero es obligación del ministro velar por el medioambiente y no decir que sí o sí se va a hacer una obra con independencia de los resultados ambientales que tenga. Es escandaloso.

¿Qué acciones que se han llevado a cabo contra esta iniciativa y cuáles se desarrollarán de ahora en más?

Desde el punto de vista de la Facultad de Ciencias se han hecho investigaciones que demostraron que durante todo el periodo, de años, que no fue comprendido en la evaluación de impacto ambiental, en la zona había cianobacterias y, cuando no, había agua salada. Por lo tanto, mis colegas demostraron fehacientemente que ese proyecto es inútil y carísimo. Pero hay un interés en hacerlo.

Se ha dicho, también, que habría problemas con los lodos que se van a depositar.

Por supuesto, porque esas aguas generan lodo, ¿y después qué se va a hacer con ellos en el río Santa Lucía? Los tiran aguas abajo. En el fondo nos tomamos un poco los lodos cuando empezaron a tomar aguas abajo del Santa Lucía, pero entonces ya se sabía que el agua no era potable. No se sabe lo que van a hacer con los lodos, porque es todo un problema. El del Santa Lucía es un problema tan caro que no lo han podido resolver. Hubo propuestas de Facultad de Ciencias, hace muchísimos años, pero finalmente se ve que no dieron los números. Aunque se recuperara un poco de dinero, la OSE es la empresa pública más pobre, no tiene fondos ni siquiera para hacer saneamiento suficiente y de buena calidad en el interior. En una época la peor empresa pública era el Correo, pero los sucesivos gobiernos lo han mejorado hasta hacerlo funcionar como un relojito. Ahora la peor empresa pública es la OSE.

Entre los problemas ambientales que generaría el proyecto, es de imaginarse una afectación en términos agrícolas o de producción.

La gente en la zona está furiosa con toda la razón del mundo. La situación del productor al que le sacan la mitad del campo es terrible. La rentabilidad de la papa, que es lo que se cultiva ahí, depende en parte de la superficie. Si tengo peones, tractores, máquinas, fertilizantes para plantar papas y me reducen la superficie a la mitad, a lo mejor tengo que vender el campo, y por poca plata, a su vez, porque ya no es rentable por el tamaño.

¿El pólder de agua salada podría alterar el pH del suelo?

Claro, por supuesto. El suelo lo van a anegar, van a hacer un pozo para anegarlo y lo van a conectar con la napa, por supuesto, para contaminarla. Es todo un disparate, esa es la verdad de las cosas. En cuanto al pequeño y mediano productor de papa, si le sacan la mitad del campo se tiene que dedicar a otra cosa. Y con eso toda la infraestructura, con todo lo que impactan después en la zona esas cosas, porque los productores, incluso pequeños y medianos, son productores en serio y que cultivan para la soberanía alimentaria nuestra, no para la soberanía alimentaria de los chanchos en China, que es para lo que plantamos soja.

Fuente: https://www.lamaana.uy/

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